30 de marzo de 2016

Vacunas y Diálisis ..... Lo que debe saber

Las vacunas lo protegen de enfermedades graves; por lo tanto, son una parte importante de su atención médica. Este folleto educativo le ayudará a responder algunas preguntas que pudiera tener sobre las vacunas para las personas que se someten a diálisis.


¿Por qué necesito vacunas?

Las vacunas ayudan a proteger a las personas de enfermedades causadas por infecciones de ciertos gérmenes (virus o bacterias). Algunas enfermedades comunes son la gripe (o influenza), la hepatitis B, el tétanos y el neumococo, entre otras. Varias de estas enfermedades pueden ser muy perjudiciales y causar la muerte. Las personas que tienen estas enfermedades pueden contagiarlas y enfermar a otros, por eso las vacunas también pueden ayudar a proteger a los demás. Ciertas personas tienen mayor probabilidad de enfermarse gravemente por estas enfermedades y, por eso, ellas en particular necesitan protección. Entre ellas se incluyen personas de edad avanzada, niños y personas que padecen enfermedades crónicas, como aquellas sometidas a diálisis.

¿Necesito vacunas si me someto a diálisis?
Sí. El sistema inmunitario del cuerpo lo protege de infecciones. Sin embargo, las personas que se realizan diálisis pueden tener sistemas inmunitarios más débiles, lo que dificulta aún más combatir las infecciones. Las personas sometidas a diálisis tienen mayores probabilidades de contraer una infección y, además, existen mayores probabilidades de que esa infección se agrave. Por lo tanto, las vacunas son una parte importante de la atención médica para las personas que se someten a diálisis.

¿Cómo funcionan las vacunas?
Las vacunas generalmente se administran mediante una inyección (una inyección con una aguja pequeña). Lo protegen al ayudar al sistema inmunitario del cuerpo a prepararse para una infección real. Para ello, las vacunas contienen partes de un germen muerto o debilitado. Una vez que recibe la vacuna, el cuerpo produce anticuerpos que ayudan a detectar y eliminar esos gérmenes. Si usted entra en contacto con el germen real, estos anticuerpos lo protegerán. Algunas vacunas necesitan una dosis de refuerzo para ayudar al sistema inmunitario del cuerpo a producir suficientes anticuerpos. Es por esto que algunas vacunas pueden necesitar una sola inyección y otras pueden requerir más de una. En algunos casos, se realiza una prueba de sangre para asegurarse de que haya suficientes anticuerpos para su protección.

¿Las vacunas son seguras?
Las vacunas se encuentran entre los tratamientos más seguros disponibles. Han protegido a millones de personas de enfermedades graves.

Como sucede con cualquier medicamento, existen algunos posibles efectos secundarios. Algunas personas pueden sentir una molestia leve. Podría sentir algo de dolor o tener una erupción leve en la piel en el lugar donde se aplicó la inyección. Otras personas pueden sufrir fiebre leve. Sin embargo, estos efectos leves son normales y no deberían alarmarlo.
Algunas personas no deberían recibir vacunas, como aquellas que son alérgicas a las vacunas o las que tienen un sistema inmunitario hiperactivo. Además, las mujeres que están embarazadas, las personas con trasplante de riñón o aquellas que tienen un sistema inmunitario menos activo no deberían recibir ciertas vacunas.

A algunas personas les preocupa que las vacunas causen autismo. Sin embargo, múltiples estudios demuestran que no hay una conexión entre recibir una vacuna y desarrollar autismo.
El posible daño causado por las vacunas es muy leve. El posible daño causado por una infección es mucho mayor. Tal como sucede con cualquier medicamento, hable con su proveedor de atención médica sobre cualquier pregunta o inquietud que tenga sobre las vacunas.

¿Qué vacunas necesito y cuándo las necesito?
Para las personas que se someten a diálisis se recomiendan las vacunas contra la gripe (o influenza), contra la hepatitis B, contra el neumococo y la Tdap (tétanos, difteria, tos ferina), entre otras. Es posible que necesite una inyección para protegerlo de por vida. Otras vacunas podrían requerir más de una inyección para crear una buena protección.

Gripe
La vacuna contra la gripe (o influenza) se conoce generalmente como “vacuna antigripal”. Se debe administrar una vez al año, generalmente en otoño antes de que comience la temporada de la gripe. La vacuna antigripal ayuda a prevenir la infección causada por el virus de la gripe. Los síntomas de la gripe pueden incluir dolores de cabeza, dolores corporales, fiebre alta, dolor de garganta, cansancio y goteo nasal. La gripe se puede transmitir de persona a persona mediante el contacto casual. Una infección gripal puede ser muy grave para las personas que tienen un sistema inmunitario más débil. Las personas que se someten a diálisis tienen una mayor probabilidad de contraer gripe y, por eso, es muy importante la vacunación anual.

Hepatitis B
La vacuna contra la hepatitis B ayuda a proteger de una infección del virus de la hepatitis B (también conocido como HBV). El virus de la hepatitis B ataca el hígado. Los síntomas de la hepatitis B pueden incluir pérdida de apetito, náuseas o vómitos, fiebre, cansancio extremo o dolor de estómago o de las articulaciones. Algunos de estos síntomas son similares a los de la gripe. Sin embargo, la hepatitis B también puede causar una coloración amarillenta de la piel o de los ojos. Un análisis de sangre puede ayudar a comprobar si tiene hepatitis B. Una infección por hepatitis B puede causar insuficiencia hepática o cáncer de hígado. Algunas personas (llamadas “portadoras”) con hepatitis B no tienen síntomas, pero aún así pueden contagiar a otras personas. La hepatitis B no se puede contagiar de persona a persona por el contacto casual; por lo tanto, no se puede transmitir por dar un abrazo o darse la mano. Se transmite a través del contacto directo con la sangre de una persona infectada.

La probabilidad de contraer hepatitis B a través del tratamiento de diálisis es baja debido a las estrictas medidas de control de infección en las unidades de diálisis y a la disponibilidad de la vacuna contra la hepatitis B. Sin embargo, las personas que se realizan diálisis aún deben recibir la vacuna. Por lo general, a las personas se les administran 3 inyecciones para crear una protección contra el virus de la hepatitis B. Sin embargo, es posible que las personas que se someten a diálisis necesiten más vacunas o una dosis más alta para desarrollar suficiente protección. Consulte a su proveedor de atención médica sobre las dosis y el momento en que debe aplicarse las vacunas.

Neumococo
La vacuna antineumocócica ayuda a proteger de la infección causada por la bacteria del neumococo. Existen dos tipos de vacuna antineumocócica: la PPSV23 y la PCV13. Las personas que se someten a diálisis deben recibir ambas vacunas.

La bacteria del neumococo puede infectar varias partes del cuerpo. Si infecta los pulmones, causa neumonía. Si ingresa en el torrente sanguíneo, puede causar septicemia, lo que produce un flujo sanguíneo bajo y daño en los órganos. La bacteria del neumococo puede infectar el revestimiento del corazón. También puede atacar el sistema nervioso y causar meningitis. Estas infecciones son muy graves y pueden causar la muerte. Debido a que se pueden infectar diferentes partes del cuerpo, los síntomas pueden variar de una persona a otra y pueden aparecer muy de repente y sin advertencia. Dependiendo de si la infección causa neumonía, septicemia o meningitis, las personas pueden sentir una combinación de estos síntomas: fiebre, temblores/escalofríos, tos, falta de aliento, dolor en el pecho, rigidez en el cuello o desorientación.

Algunas personas tienen mayor probabilidad de contraer una infección por neumococo, incluidas las personas muy jóvenes y las de 65 años o más. Las personas que se someten a diálisis también tienen mayores probabilidades. Según la vacuna y la persona, se pueden necesitar entre  1 o 2 inyecciones, seguidas de un refuerzo a los 5 años. Consulte a su proveedor de atención médica sobre el momento en que debe aplicarse las vacunas y los plazos entre ellas.

Tdap (tétanos, difteria y tos ferina)
La vacuna Tdap puede proteger de infecciones causadas por tres tipos diferentes de gérmenes (bacterias): tétanos, difteria y tos ferina. La difteria y la tos ferina se transmiten de persona a persona a través del contacto casual. Las personas pueden contraer tétanos por cortes, raspaduras, punciones u otras heridas.

La difteria es poco común, pero puede ser una infección grave de la nariz y la garganta. Los síntomas pueden incluir fiebre, dolor de garganta, debilitamiento o inflamación de las glándulas. Una señal de advertencia de la difteria es un recubrimiento grueso en la parte posterior de la garganta, que dificulta la respiración. La difteria también puede derivar en parálisis o insuficiencia cardíaca.

La tos ferina también se conoce como tos convulsa. Los síntomas pueden incluir congestión, goteo nasal, fiebre, ojos llorosos y tos. La tos ferina puede causar ataques de tos que dificultan respirar o dormir. También puede producir vómitos y pérdida de peso. Es posible que una persona que tenga tos ferina deba estar en el hospital.

El tétanos, también conocido como pasmo, es poco común actualmente en los Estados Unidos. Los síntomas pueden incluir rigidez muscular dolorosa y generalmente se siente en todo el cuerpo. El tétanos se conoce como “pasmo” porque los músculos de la cabeza y del cuello se pueden tornar rígidos. Esto dificulta abrir la boca, tragar o incluso respirar.

Para protegerlos contra estas tres enfermedades, la mayoría de los niños reciben 5 inyecciones entre los 2 meses y los 6 años de edad. Si la vacunación no se realiza durante la primera infancia, se administra una dosis de la vacuna Tdap a los 11 o 12 años de edad. Se debe administrar un refuerzo para el tétanos y la difteria (Td) cada 10 años. Las personas que se someten a diálisis deben recibir la vacuna Tdap y el refuerzo Td para protegerse de estas enfermedades.



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